Más conocida como «grabación por pistas» en nuestro estudio de sonido nos parece más correcto llamarlo «grabación por instrumentos». Evidentemente, todo se graba por pistas: cada señal registrada por un micro se graba en una pista independiente; lejos quedaron esos tiempos en los que se grababa directamente a la cinta máster la mezcla definitiva, en mono o estéreo, mientras los músicos interpretan.
Para comenzar, hay que decidir en qué punto de la sala y en qué dirección ponemos a sonar el instrumento o amplificador. Conocer la sala, sus partes más secas o resonantes, analizar el efecto sala o de proximidad producido al ponerlo cerca o lejos de una pared. En la grabación por instrumentos tenemos todas las posibilidades imaginables, al contrario que en directo, por lo que debemos aprovechar la oportunidad para estudiar qué sonido conseguimos con cada combinación y cual se adapta mejor a la canción en cuestión.
Al tener toda la microfonía y canales disponibles podemos emplear técnicas más complejas que nos permitan jugar e investigar en mezcla. Grabar varias pistas con varios micros no quiere decir que tengamos que utilizarlos todos en la mezcla. No hará falta repetir este proceso eternamente, la práctica nos irá dando fórmulas que nos gustarán y repetiremos con cada instrumento.
Del mismo modo, al estar grabando con un sólo músico, podemos permitirnos hacer más tomas, más pinchazos, hasta conseguir la interpretación deseada, así como investigar con arreglos e ideas que puedan surgir durante el proceso. En la grabación por instrumentos es práctica habitual seleccionar partes de una y otra toma para crear la toma perfecta.
Una vez terminada toda la grabación y seleccionadas las tomas, es positivo revisar una a una todas las pistas para limpiar los inicios y finales de los pinchazos y tomas completas. Es frecuente que haya ruidos, respiraciones, etc… Uno solo dentro de todo un tema es probable que no se note, pero van sumando y podríamos encontrarnos, por ejemplo, con un click muy desagradable en mitad de la canción terminada si no realizamos este paso concienzudamente. No es necesario volverse loco, solo quitar aquello que realmente moleste. Hay gente que gusta de poner puertas de ruido hasta en la voz para evitar que se oiga respirar al cantante antes de cantar. Depende de qué estilo y qué intención se busque en la mezcla. Dejarlo puede darle más naturalidad y fuerza o sacarte totalmente del estado emocional que te produzca la canción. Además de que las puertas de ruido suelen modificar el balance armónico de la señal, especialmente en el ataque.
Una vez está limpia toda la grabación por instrumentos es buen momento para editar musicalmente. Esto significa corregir errores de interpretación (o no tan errados). Como curiosidad, me ha sucedido en contadas ocasiones que un arreglo está mejor en otra posición del compás, pero esto son palabras mayores. Frecuentemente se corrigen pequeñas desviaciones en contados golpes percusivos, otras veces en melodías por la misma razón. Un uso extremo, aunque tristemente normalizado, en la percusión es “cuantizar” cada golpe y situarlo en el lugar exacto de la claqueta digital. Una edición extrema en la voz, por ejemplo, es aplicar correctores de afinación en tiempo real. Autotune, Melody, etc., ajustan el recorrido melódico de la voz de la manera que queramos. En mi humilde opinión, para hacer todo esto es mejor utilizar un instrumento virtual que grabar a un batería de verdad; más rápido, cómodo y barato. Quizá lo que estemos buscando sea hacer música electrónica. La música es un invento humano y, como tal, su grandeza reside, entre otras cosas, en su particular imperfección.
Esperamos que os haya gustado y os sirva todo lo anterior, si tenéis alguna clase de duda o sugerencia, no dudéis en escribirnos al correo ministeriodelestereo@gmail.com o al formulario de Contacto pinchando aquí.