Grabación en Directo

En el origen de los tiempos (del registro sonoro) primero fue el micrófono (más o menos). Y digo «el», porque se grababa lo que fuera, ya fuese un cantante con su guitarra, una «big band» o una orquesta completa, con un sólo micrófono; para luego reproducirlo en monoaural, por supuesto, y, claro, era una grabación en directo. La multiplicación de los canales y los buses fue un milagro que no apareció hasta pasado casi un siglo de

investigación y desarrollo, así como el estéreo, venerable concepto y correspondiente técnica aplicada a que debe su nombre esta humilde productora audiovisual.

La grabación en directo (o sea, con todo el mundo tocando a la vez), ese gran denostado, desconocido y sin embargo tan utilizado en aquella época de la que proviene la mejor música del mundo mundial: mediados de siglo XX, está volviendo con fuerza a muchos estudios del país (de algunos nunca se fue). Por ejemplo Brazil o PKO aplican en toda su potencia y diversas formas esta técnica.

Como casi todo en el mundo del arte y por ende en el de la creación sonora (que es considerablemente distinto del mundo técnico del registro sonoro, aunque es difícil decir dónde empieza y acaba cada cual) no es mejor ni peor grabar en directo que por separado: depende qué se quiera conseguir (como explicábamos en el artículo sobre conceptos básicos). En directo, se tiende a no utilizar claqueta, lo que respeta los cambios de tempo naturales y perfectamente musicales de la interpretación humana, por mucho que haya gente o estilos concretos que lo vean como un error; no lo es en absoluto. Las orquestas clásicas no se rigen por «bpms», sino por indicaciones como «allegretto», «andante grazioso», «tranquilamente», «vivacissimamente», etc. Esto nos da una idea clara de que la música no la inventaron precisamente las máquinas. Además, dentro de cada pasaje, esta indicación puede cambiar según el carácter emocional que el director quiera imprimirle (o interprete que el autor quería imprimirle). Y funciona, diantres. Hasta los ’80 era algo habitual pero desde esa década en la que a la comunidad musical y diseñadores de moda de todo occidente se les fue la flapa, pasó a considerarse una debilidad y Britney Spears estuvo de acuerdo.

Una banda es una banda porque hay varias personas en ella tocando a la vez. Bien. Pues si la banda, además de ensayar, graba como lo que es, mejor ¿no? Si la situación es familiar, es más fácil relajarse, conectar con los sonidos escuchados infinidad de veces y tocar como uno realmente sabe. El eslogan podría ser: gana en naturalidad, pierde los nervios (está en fase de desarrollo). Y es por todo esto (y porque es más divertido darle a grabar y escuchar un tema completo que darle grabar y escuchar: «tum, pá, tumtum pá tum plash») y porque tenemos una sala que lo permite, por lo que en nuestro estudio de grabación apostamos por la grabación en directo. Y vosotros podéis apostar por ella el pastizal que os ahorráis en horas de estudio. Con Evil Twin grabamos, mezclamos y masterizamos siete canciones en 10 horas de estudio (la mezcla y la masterización lleva más tiempo, pero ellos lo querían rápido, al contrario que el tempo de sus temas).

Método básico de Grabación en Directo

Comenzamos por la colocación idónea de los instrumentos, que depende de la sonoridad de los propios instrumentos y de la acústica de la sala. Después (aunque conviene pensarlo antes), la colocación de la microfonía elegida utilizando las técnicas pertinentes. Comprobamos que las líneas lleguen y cada micro esté conectado al canal que corresponde. Escuchamos el sonido obtenido con la técnica aplicada y reajustamos la colocación y orientación de la microfonía, en caso necesario. Debemos tener en cuenta el sonido deseado por la banda. Tras la elección del monitoraje para los músicos (si es necesario, ya que para grabaciones en directo puede no hacer falta más que para la comunicación con el técnico y unos altavoces cualquiera son la opción más cómoda) debemos enviar las señales necesarias y sólo las necesarias. Puede haber instrumentos que ya suenen suficiente acústicamente. Situarlos también en la escucha de los músicos puede generar problemas. Una vez comprobado todo esto, ajustado las ganancias en los previos de micro, dejando suficiente rango dinámico para transitorios imprevistos (se suele tocar más fuerte interpretando que probando) y que la banda ya suena simplemente con el sonido directo, es momento de empezar a grabar. Es bueno hacer todo este proceso de forma tranquila pero diligente, para no alterar ni aburrir a los músicos, que lleguen lo más relajados posible, a la par que atentos a la grabación, ya que es un momento bastante tenso se quiera o no, por la “obligación” de tocarlo todo bien en una sola toma. Puede ser bueno explicar que hay pequeños errores que pueden considerarse válidos, que la perfección absoluta no es para humanos. Puede ser buena idea no hacer paradas entre toma y toma, ya que esto desconcentra a los músicos, se centran en sus errores aumentando la probabilidad de volver a cometerlos. Hacer una toma detrás de otra sin parar hasta tener tres o cuatro puede ser adecuado. Tras ellas, cuando estén cansados, pararse a escuchar y seleccionar, ver si es necesario repetir o si ya la tenemos y dejarla marcada. En ocasiones es posible cortar y pegar mitades de diferentes tomas, aunque arriesgado.

Si se ha utilizado una única sala, durante la mezcla es necesario trabajar CON la «colada» y no en su CONTRA: porque luchar contra lo inevitable es muy cansado. Esto significa que todos los micros influyen en el sonido de los demás, aunque en mi opinión no es algo dramático; si se han hecho las cosas bien, claro. La colada en una mala disposición de instrumentos, con una mala acústica, con una mala colocación de micros probablemente sí sea un problema.

Esperamos que estas ideas de la grabación en directo os sean de utilidad para completar vuestra visión sobre un recurso tan interesante y divertido como es la grabación en directo. Si sentís la irrefrenable necesidad de hacernos ver lo equivocadérrimos o acertados que estamos, tenemos un e-mail (ministeriodelestereo@gmail.com) muy permisivo con las afrentas y agradecido con los piropos.